Hoje pela manhã estive no 19o Grito dos Excluídos no Recife. Como caiu uma chuva para mim forte e perigosa para o meu pulmão (com fibrose), não pude percorrer o caminho e participar da concentração final. Mas, gostei de ter participado da concentração inicial e do começo da caminhada.
Aqui transcrevo o documento que recebi ontem sobre o 3o encontro latino-americano sobre Fé e Política. (Quito no Equador).
3er ENCUENTRO LATINOAMERICANO FE y POLÍTICA
52 organizaciones de América Latina y Europa celebramos en Quito nuestro 3er Encuentro “Pachamama, agua, territorio y territorialidad en contextos de capitalismo global y alternativas desde la fe de los pueblos”.
Vimos, escuchamos y sentimos el padecimiento y resistencia de comunidades víctimas de la minería, los monocultivos, a la deforestación y analizamos que esos casos no son aislados sino que responden a la pretensión del modelo económico de resolver mediante el acaparamiento de tierras, la crisis ambiental, financiera, ecológica y alimentaria provocada, con más intensidad, desde los últimos 12 años. También conocimos las formas de resistencia adoptadas por las comunidades para regresar a los territorios, evitar despojos y reproducir la diversidad de vidas.
Juzgamos, discernimos, oramos desde tres grandes fuentes de espiritualidad: la de los pueblos originarios, la de la tradición del Antiguo y Nuevo Testamento y desde la memoria motivadora de mujeres y hombres, profetas y profetisas que entregaron su último aliento en la búsqueda de una sociedad en la que todas y todos podamos vivir dignamente, conviviendo en una tierra que es madre, heredad común de hermanas y hermanos, hijos e hijas de Dios Padre y Madre.
Nos motivamos a la acción, a pasar de los dichos a los hechos desde prácticas personales, familiares y locales, hasta el trabajo de movilización social en la búsqueda de la construcción de una sociedad más justa en la que el Estado distribuya justamente los bienes que posibiliten el buen vivir de todas y todos.
Asumimos la articulación con las redes que resisten al acaparamiento de tierras y buscan alternativas a la globalización del mercado. Asimismo articulaciones con quienes trabajan por la justicia agraria, laboral y ambiental. Concebimos que la defensa de la tierra va acompañada de la exigencia de los derechos a la salud, educación, vivienda, medio ambiente sano y a entornos libres de militarización.
Nos unimos al trabajo del movimiento social boliviano, apoyado por su presidente indígena, que busca un poder incluyente para los campesinos, indígenas y afrodescendientes. También a la movilización por una revolución agraria que garantice la posesión y autodeterminación de los pueblos sobre los territorios como lo expresa Cloc-Vía Campesina.
Nos sumamos a la movilización agraria y popular en Colombia contra los tratados de libre comercio que están destruyendo el campo y a los campesinos indígenas, afrodescendientes y mestizos como también a las aspiraciones de importantes sectores del pueblo ecuatoriano de preservar la reserva forestal del Yasuní.
Estas plurales espiritualidades nos mueven, en consecuencia, a avanzar en la recuperación y defensa de la tierra como un derecho común de todos los pueblos. Acción estratégica que con tanta fuerza y convicción adelantan las comunidades presentes en nuestro encuentro pero que las trasciende en la tarea global de garantizar la sobrevivencia de las hijas e hijos de Dios Padre y Madre. Nos invita a ser valientes, a dejar el miedo y mostrarnos como lo que somos, hijas e hijos suyos, de la Madre Tierra, afirmando nuestra espiritualidad y defendiendo los territorios.
Profetas y profetizas nos han precedido en la defensa de los territorios e interceden y por esta causa. Palabras del Monseñor Leonidas Proaño resuenan en el corazón: “busco en todas partes luchadores por la Paz y por la Vida. Debemos actuar antes de que sea demasiado tarde, antes de que la invasión y la locura de unos hombres conviertan a nuestro planeta tierra en un luna muerta, en un cementerio del espacio”.
Nos motivamos a la acción, a pasar de los dichos a los hechos, en lo micro, reconociendo el papel de la mujer, recuperando, las prácticas agroecológicas, la educación intercultural bilingüe, el reciclaje, la recuperación y siembra de semillas propias como quinua, el morocho, chuchica, muyoco, aoca, la recuperación de la vestimenta indígena, las artesanías, la musica originaria, las danzas, los tejidos, las hierbas medicinales, las parteras y médicos tradicionales. Todas y todos debemos buscar tener nuestro “pedacito” de tierra así vivamos en ambientes urbanos.
Asumimos la tarea de articulación con otras redes nacionales e internacionales de defensa de los territorios, que construyen alternativas a la globalización del mercado, al acaparamiento de tierras. Acordamos motivar la movilización social contra la extranjerización, buscando legislaciones en nuestros países que la impidan en la práctica y para exigir inversión en favor del pequeño productor con acceso, control y uso de la tierra desde la autodeterminación de los pueblos, buscando que se cancelen los tratados de libre comercio donde los hay.
Actuamos desde la convicción de que los territorios son lugar articulador de la exigencia de los derechos a la salud, a la educación, a la vivienda, al trabajo, al medio ambiente sano y un entorno libre de la militarización. Acompañaremos, también, acciones directas no violentas de recuperación material del derecho a la tierra y haremos alianzas con quienes trabajan por la justicia agraria, laboral y ambiental.
Nos unimos a las construcciones del movimiento social boliviano apoyado por su presidente indígena en la búsqueda del poder del Estado para los campesinos, indígenas afrodescendientes en el que todas y todos quepamos; en el trabajo por una revolución agraria que garantice la posesión y autodeterminación de nuestros pueblos sobre los territorios como lo dice la Cloc-Vía Campesina.
Suscribimos en Quito, en la Universidad Andina Simón Bolívar a los 31 días del mes de agosto de 2013